Friday, July 09, 2010

Entre tu casa y la mía

Quién iba a pensar que todas las cosas
entrarían en unas simples cajas y baúles negros,
que una vida
podría desarmarse y guardarse
como si fueran libros, portarretratos,
ropa, muebles, cuadros, zapatos y similares,
quién iba a pensar que todo quedaría
almacenado, amontonado, acopiado,
en el depósito de los sueños inconclusos
que llegaron a ser intentos extraviados;

es una pena darse cuenta
y sin embargo, hoy me acuerdo,
que nadie nos mencionó resguardar a tiempo
lo que no conseguimos acomodar en cajas
ni en recipientes, ni en los baúles del desencuentro,
y que en el último momento
sólo alcanzamos a llevar henchido y atiborrado
hasta donde avanzara el cargamento,
entre las manos y en los bolsillos de fieltro;

muchos de sus pedacitos
inocentes y huérfanos,
fueron quedando en el camino
como migajas de pan al descubierto,
atravesadas en las aceras durmientes
y pendientes empedradas,
que separan tu casa de la mía
en este destierro.

Entre tu casa y la mía,
siempre habrá atajos y senderos,
con las pistas de migajas de pan
o de las huellas que pronuncia el viento,
habrá luces como luciérnagas,
faroles como guías,
pero sobre todo habrá rastros y recuerdos;
que sólo están a un pequeño y distante tramo de distancia
llamado hogar,
en medio del trecho.

Wednesday, July 07, 2010

Por dentro

(Von: St. Wendel)

Como si no tuvieran tiempo aparecen,
se embarcan, vienen una y otra vez,
transitan en cualquier parada,
se sientan mi lado,
y tal como concurren
vuelven a esfumarse
sin que haya previsto su llegada.

Como si no envejecieran tus imágenes
acuden tiritantes e inalcanzables
en el reflejo de la ventana ,
pasan tal cual pasan los árboles y las casas,
la gente, el viento,
las luces y los rieles del camino;
sin embargo, los detalles de los momentos se quedan
enredándose en mis pestañas
como alegres lágrimas secas.

Tus imágenes concurren
y tienen su propia voz estelar
que se confunde con el sonido de las hojas de los árboles cayendo,
con el chirrido del tren andando,
del viento salpicando los cristales,
su voz luminosa saturada de memoria y color
desnuda cada pensamiento
dejándolo indefenso ante el recuerdo.

Cierro los ojos, aguardo a que desaparezcan
aquellas historias mínimas
que me transportan al lugar de las cosas queridas
pero tus imágenes siguen ahí
tatuadas por detrás de los párpados
como para no olvidarlas,
incluso cuando duermo, cuando sueño despierto
y cuando en días como hoy
necesito que me acompañen
para encontrarme por dentro.

Recordatorio

Esta cuarta postal,
empolvada con levadura seca,
es del color de un pan áspero,
que hace algún tiempo era suave;
mientras esta nota aguardaba la hora
de ser recibida por su destinatario,
le crecían en la superficie
un manojo de retrasos y excusas
que terminaron por secar las palabras de hambre y tristeza,
en el pasillo de la ausencia.

Esta postal,
que hace tiempo quería llegar a tus manos
se quedó olvidada sobre la mesa
mientras yo esperaba el momento preciso para ir a dejarla
mientras tú aguardabas el minuto exacto para pasar a recogerla.

Esta tarjeta, que tal vez nunca arribe a tus dedos,
- lo cual sería una pena -
llega sólo para sortear los lamentos y
preguntas con silencios largos cuando no estás,
los momentos sin palabras cuando te pienso,
llega sólo para intentar suplir nuestro abandono
robándole espacio a la implacable distancia,
esta postal, llega sólo para decir que sigo mirándote en el horizonte
aunque no estés.


PD: Hoy tu buzón tenía un aire melancólico…

Monday, July 05, 2010

Confesiones

Me gustaría que la cosa no fuera por cansancio
o por costumbre, peor por salud,
tampoco por obligatoriedad o soledad,
ni siquiera en el escenario más triste por vejez.

Me agradaría que llegue como dice la gente
que llega… sin avisar…
aunque malamente la espera
sabe a abandono, a desesperanza y a sequedad.

La cosa se pone grave y aún más urgente
cuando se quiere de verdad
y un extremo de la mesa encuentra, vaya uno saber por qué,
los argumentos más diplomáticos y burocráticos
para seguir alargando la cuestión
hasta donde aguante;
mientras el otro extremo de la mesa, vaya uno a saber por qué,
tiene tan claro y tan limpio el sentimiento
que se derrite por consumar la declaración
que hace rato su corazón ya ha firmado.

Como decía, la cosa se pone grave y aún más urgente
porque te quiero de verdad…