Detrás del beso, están los ojos;
detrás de los ojos, está el alma,
detrás del alma, está la vida;
detrás de la vida un mar de ansias que termina nuevamente en un beso...
...Y llegar donde las almas se transforman en aves rojas, cruzando los cielos en busca del amor infinito, ojalá algún día podamos rayar juntos el azul y transformarnos en parte del Universo...
Friday, January 26, 2007
Friday, January 05, 2007
Tictac
Tic,
son las seis y cuarto
la tarde pierde su rubor y
te hallo en un asiento del tren;
tac,
mi mirada viaja de mi muñeca
a tu rostro con la velocidad del segundero;
tic,
las pupilas traviesas se trenzan
en un abrir y cerrar de ojos,
tac,
el rubor de las mejillas deja caer los párpados tímidos
para volver a encontrarse en las esquinas de nuestras ventanas
desde las cuales se asoman sonrisas de media luna
que llaman a voces a nuestros labios;
tic,
las palabras en mi lengua forman una revolución
por escapar de la boca
para empezar una crónica que comienza en tus dedos,
sube por mis venas,
abraza tu espalda, estremece mis hombros,
agita sus alas en tu ombligo, se encarama en mi nuca
y se mete en tu pecho;
tac,
empiezo a despertarme con los colores de tu rostro a mi lado, tu relieve en el costado derecho de mi bosque me susurra dulcemente la ternura de fechas y flores que germinan entre los guijarros de nuestros anhelos y se desvanecen sobre el café que olvidé en la mesa cuando te robaba un beso antes de marcharnos hacia el mundo y embebernos del ritmo del péndulo;
tic… tac... tic… tac…
tic,
en una prórroga suspendida de ausencias
se ahogan impacientes tus ansias y las mías
los días comienzan a perder rápidamente sus hojas y pétalos
y los matices del paisaje se decoloran
en un calendario de rutinas;
tac,
los granos de arena
en la botella se acaban
para pasar al siguiente giro de manecillas;
tic,
las puertas del vagón se abren y despierto;
tac,
tu asiento vacío me habla del tiempo
mientras la estela de tu aroma
se pierde en el siguiente minuto
sin saber
si este sueño
hubiera podido ser
un pasaje
de nuestra historia...
son las seis y cuarto
la tarde pierde su rubor y
te hallo en un asiento del tren;
tac,
mi mirada viaja de mi muñeca
a tu rostro con la velocidad del segundero;
tic,
las pupilas traviesas se trenzan
en un abrir y cerrar de ojos,
tac,
el rubor de las mejillas deja caer los párpados tímidos
para volver a encontrarse en las esquinas de nuestras ventanas
desde las cuales se asoman sonrisas de media luna
que llaman a voces a nuestros labios;
tic,
las palabras en mi lengua forman una revolución
por escapar de la boca
para empezar una crónica que comienza en tus dedos,
sube por mis venas,
abraza tu espalda, estremece mis hombros,
agita sus alas en tu ombligo, se encarama en mi nuca
y se mete en tu pecho;
tac,
empiezo a despertarme con los colores de tu rostro a mi lado, tu relieve en el costado derecho de mi bosque me susurra dulcemente la ternura de fechas y flores que germinan entre los guijarros de nuestros anhelos y se desvanecen sobre el café que olvidé en la mesa cuando te robaba un beso antes de marcharnos hacia el mundo y embebernos del ritmo del péndulo;
tic… tac... tic… tac…
tic,
en una prórroga suspendida de ausencias
se ahogan impacientes tus ansias y las mías
los días comienzan a perder rápidamente sus hojas y pétalos
y los matices del paisaje se decoloran
en un calendario de rutinas;
tac,
los granos de arena
en la botella se acaban
para pasar al siguiente giro de manecillas;
tic,
las puertas del vagón se abren y despierto;
tac,
tu asiento vacío me habla del tiempo
mientras la estela de tu aroma
se pierde en el siguiente minuto
sin saber
si este sueño
hubiera podido ser
un pasaje
de nuestra historia...
Thursday, January 04, 2007
Sonata de morriña
Cóncava y tornasol
mi espalda queda atrapada
en el cristal,
la luz atraviesa los bordes
de esta herida abierta
destellando en mis pestañas
el rocío matinal de las flores
cuyos pétalos rojos entraña
se abrieron al alba ayer,
mientras una voz que se colaba
en las paredes del espejo
se consumía lentamente al amanecer,
su eco muere en el camino
envuelto en una estela de cerrazón
condenándose a tu ausencia.
mi espalda queda atrapada
en el cristal,
la luz atraviesa los bordes
de esta herida abierta
destellando en mis pestañas
el rocío matinal de las flores
cuyos pétalos rojos entraña
se abrieron al alba ayer,
mientras una voz que se colaba
en las paredes del espejo
se consumía lentamente al amanecer,
su eco muere en el camino
envuelto en una estela de cerrazón
condenándose a tu ausencia.
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