Wednesday, July 23, 2008

Preámbulo Constitucional

Hablo con el corazón,
los silencios nunca son buenos,
a menos que hablemos del silencio
para escuchar el mar,
para oír el canto de las aves,
el murmullo de los árboles,
entre otras ocasiones especiales
y estrictamente necesarias e irreductibles;
en estos casos el silencio es más que bienvenido,
porque resulta que del otro lado
hay alguien que habla y otro que escucha,
hablan el mar, las aves, los árboles
y otros interlocutores válidos e importantes.

Discúlpame,
porque siempre uno puede resultar estúpido
cuando escribe una carta como ésta,
en estos tiempos cuando la gente casi ni escribe cartas;
en todo caso y pedidas las respectivas disculpas,
quiero decir que este silencio no ayuda,
no avanza, no dice nada, nadie escucha,
y tal vez como siempre quien menos escuche sea yo;
porque para variar,
de repente hace largo rato que no ejercito el diálogo,
presencial, sincero, de manos limpias,
de cara lavada.

En fin,
me pregunto porque te vas,
porque te quedas, porque no hablas,
porque no peleamos y discutimos y ya...
hallamos una solución, un consenso, un trato,
o morimos en el intento o decidimos no seguir intentándolo,
pero esto es mejor que nada,
esto es mejor que el silencio,
que la indiferencia, que el no entender;
esa sencilla razón tan compleja
de tener un prójimo y por lo menos intentar hacerle feliz.

Pero hablemos, lloremos, riamos...
que no haya silencio,
extendamos estos puentes de frases solidarias
para cruzar la frontera constituyente
a través de sílabas revolucionarias
y en ejercicio originario
del pleno poder de la palabra,
nuestras bocas decreten y establezcan
una nueva Constitución.

5 comments:

Ernesto said...
This comment has been removed by the author.
Ernesto said...

Este, si viera, no me gustó tanto. :)

Andrés Emilio said...

Mientras leía pensaba en los satélites y las antenas parabólicas... suelen ser muy silenciosas, pero comunican tanto.

:)

Unknown said...

En general comparto lo que interpreto como la esencia de este verso, que el silencio entre dos no suele ayudar cuando el otro no lo precisa y más bien espera lo contrario; sin embargo en ocasiones el silencio es justo y necesario, a veces es un silencio compartido, un silencio cómplice y es bueno, y en otras simplemente es la única opción después de que las palabras han dañado tanto.

Por ejemplo yo ahora me acojo al silencio.

Un abrazo amiga

Unknown said...

Por cierto me gustó mucho eso de: "porque para variar,
de repente hace largo rato que no ejercito el diálogo,
presencial, sincero, de manos limpias,
de cara lavada."